Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que él. Un escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio.
1 comentário:
Caro E. Fico muito feliz por poder voltar a entrar por este espaço.
Voltei a sentir o prazer de ler e seguir Jávier.
Voltei a poder partilher esse assombroso exemplo de vitalidade e energia que também é Saramago (comentàvamos o outro "jovem" Manoel de Oliveira).
Voltei a passear por esses curtos poemas que são balsâmos para os dias em que só se vislumbra "vidinha".
Agradecida, enfim, dou a minha benção a este regresso, e já sabem o autor leva isto a sério, não mutilem a beleza da escrita.T
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